El tratamiento convencional del cáncer busca la destrucción de las células cancerígenas mediante distintos procedimientos, que variarán atendiendo al fármaco o la técnica utilizada. Así por ejemplo, en quimioterapia, los fármacos más comúnmente usados, intentan aniquilar a las células malignas lesionando su material genético (ADN), es lo que se conocen como agentes alquilantes de acción citotóxica, entre los que se encuentran la ciclofosfamida, clorambucilo, melfalán etc. Se usan antibióticos también citotóxicos (la mayoría sintetizados por hongos) como por ejemplo la antraciclina, doxorubicina, bleomicina etc. Otros quimioterapéuticos comúnmente usados, son los denominados antimetabolitos, que son fármacos con una estructura similar a componentes intermediarios del metabolismo celular, por lo tanto intervienen en el metabolismo de síntesis, más en concreto en el de ácidos nucleicos. Estos fármacos se usan en tumores de rápido crecimiento. Entre ellos se encuentran los análogos de pirimidinas, de purinas, de adenosina, antifolatos (metotrexato) etc.